jueves, 14 de mayo de 2009

Cisne Negro

Desde que el brillante Nissim Nicholas Taleb (matemático, economista y otras cosas, de origen libanés) escribió Black Swan, es posible afirmar que se ha extendido cierto espíritu de prudencia entre los tecnócratas de las finanzas. Y es que su advertencia es poderosa: el aparato mental humano está fabricado para los universales, para la normalidad estadística, no para las anomalías. Cuando los genios matemáticos que contrataba Wall Street trabajaban en empaquetar, en un solo instrumento financiero securitizado, los fardos de hipotecas basura, lo hacían con desparpajo, pues confiaban en que la curva normal se repetiría hasta el infinito. Como pájaro de mal agüero, Taleb les decía: "cuidado, no de vayan a encontrar con un cisne negro". Nadie lo tomó muy en serio y por eso estamos donde estamos. Nadie creyó en que una anomalía haría tropezar el impresionante ritmo de crecimiento económico que venía mostrando Occidente en los últimos seis años.
Al leer el último post de El Economista Marginal (ver en vínculos de este blog) recordé la importancia de la pequeña historia, de los microcambios sociales, en el devenir de la economía y la política mundial. Tanto economistas como políticos pretenden moverse en una suerte de "gran mundo" blindado contra todas las miserias sociales o privadas de los "don nadie" de este planeta. Pero, la compleja realidad nos dice que lo que sucede, minuto a minuto, es que los microcambios interactúan y afectan a los grandes sucesos que pretenden controlar tanto estadistas como "expertos" en economía. De aquí se podría deducir la tremenda importancia de, por ejemplo, la novela como aparato de conocimiento. Un botón de muestra: en La Colmena, Cela nos retrata la sociedad española con todas sus anomalías y extravagancias. Su efecto final es que al término de su lectura creemos conocer muy bien dicha sociedad. Por otro lado, cuando leemos un estudio económico o sociológico, sobre la misma sociedad y el mismo período, solemos quedar plagados de dudas. Taleb nos diría que esas dudas son normales, pues las ciencias sociales sólo nos pueden hablar de las regularidades sociales y estas, claro, dejan en la oscuridad todo el detalle de anomalías colectivas. Es este fenómeno el que haría recomendable intensificar la formación humanística de nuestros financistas, pues no es raro contemplar al "experto" que se engolosina con sus modelos matemáticos y, peor aún, toma decisiones sobre cómo invertir nuestros ahorros y pensiones. Por lo pronto, darles una modesta tarea: que lean a Taleb. Desde el Líbano, con amor...

2 comentarios:

  1. Demonizar, exorcizar, en todo caso nuestro financista del multifondo no es tan oscuro, solo vendió su alma, como tod@s.
    hay que hacerse consciente de la parte que realizamos día a día cuando apoyamos para hacer que este sistema camine

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  2. Humanidades, historia del arte y de la propia economía... Nada de eso les hace mucho sentido. Sólo, como tú dices, la curva normal y los modelos estadísticos... Cuando Greenspan admitió que los supuestos básicos del sistema estaban equivocados, es para sentir escalofríos, ¿no?

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