jueves, 10 de septiembre de 2009

"Algo tendrás que pagarle..."


(Viene del post del 31 de agosto de 2009, leer ese antes).

Esas cuatro palabras recorrieron mi espinazo con la fuerza de un poderoso escalofrío. El Conde de Mirabeau, desde su asiento en el infierno, me pedía que le “pagara” por sus declaraciones, las con valor predictivo, se entiende, la cosa es ser la competencia del CEP. Estaba así, entre mi vocación de periodista (todo sea por informar al público) y el MIEDO. Porque, ¿en qué moneda cobra un alma que vegeta en las tinieblas? Sin duda, las doce cuotas precio contado prometidas por mi fiel tarjeta de crédito quedaban fuera de toda posibilidad. He aquí como siguió la negociación entre este pobre e iluso servidor y una de las mentes más afiladas de la Revolución Francesa, ¡qué miseria!

-Pero, seamos precisos, ¿cómo podría pagarle un pobre mortal al gran Mirabeau? Además, no creo posible una transferencia de fondos al averno.
-Seamos serios, no se trata de un pago en metálico, eso es lo que sobra aquí. Debes imaginar el infierno como una gran bóveda en la que se guarda lo que Nuestro Señor Jesucristo llamaba “las riquezas de este mundo”. Como comprenderás, en las bóvedas hace frío y lo que escasea es la compañía, todos estamos muy aislados, somos menesterosos de lo que en tu mundo llaman “calor humano”.
-No me estarás pidiendo que cuando muera vaya a acompañarte. Tú sabes, pese a todo, me reconozco hijo del catolicismo y tengo la íntima aspiración de salvar mi alma…Es que la educación jesuita es muy fuerte… Te seré sincero, pese a la admiración que tengo por ti y tus condenados compañeros filósofos, prefiero vivir en el sopor algo estúpido del Cielo, a arder en la lucidez del infierno. Además, qué dirían mis parientes si saben que estoy por allá, recuerda… soy sobrino en algún grado de Raúl. No, no me embromes, hazme un precio, considera la publicidad gratuita que te he hecho en mi blog…
-Basta de regateos que son propios de gentes del Mediterráneo oriental, date cuenta que estás hablando con un Conde. Además, no te pedía que me entregaras tu alma completa, no me interesa, no te tengas en tan alta estima. Sólo te pedía que sacrificaras una de tus almas para hacer más llevaderas las tardes de este pobre penitente. ¿Es tanto pedir? ¡Ponte una mano en el corazón!
-Pero no empieces con los chantajes emocionales… ¿a qué te refieres con eso de sacrificar “una de mis almas”? Explícate.
-No me vengas con cosas, lo sabes perfectamente. ¿O para ti eso de Pessoa y su confederación de almas es un mero juego literario?... Joven, cuando la literatura alcanza la belleza, también alcanza la verdad, eso lo debe saber, perdóneme el tono adusto pero la solemnidad es un asunto ineludible si se quiere pensar desde la nobleza.
-No levantes la voz, todos duermen… ya, tranquilo, te entiendo.
-Perdona es que me acordé de la ocasión en que increpé al calenturiento de Robespierre en plena Asamblea, le dije: “¡Joven, la exaltación de los principios no es lo sublime de los principios!”, entonces se hizo un silencio, todos me miraron y Robespierre quedó en evidencia: no era más que un termocéfalo incapaz de remontar la ola de la Historia… Un verdugo que aprovechó el desorden para darle algo de glamour a su repelente oficio.
-Está bien, voy comprendiendo, es decir, todo eso de los heterónimos no es una metáfora del portugués.
-En absoluto, de hecho y con modestia, la idea se me ocurrió a mí primero… Pero, claro, tuve menos tiempo que Fernando para escribirla, entenderás que entre las mujeres, los negocios algo alambicados, las comilonas, la cárcel y los prestamistas, poco tiempo me quedaba para tirar unas ideas en el papel. Pessoa tenía la vida más ordenada, sin duda. Pero puedes preguntarle a quien quieras, en los primeros encuentros de los Iluminati en París (yo los llevé a Francia, entiéndeme) expuse la tesis de la confederación de almas, nadie me tomó demasiado en cuenta, porque estaban muy ocupados con el delirio de conspirar contra la iglesia de Roma. Hoy veo que todo eso fue un error… Como buena bastarda del Imperio, a la iglesia se le debe respeto, al final, todos somos ciudadanos romanos. Creo que esto hasta lo pusiste en tu blog, yo te lo soplé, descuida, no pido un copyright demasiado oneroso.
-Ahora entiendo las voces que a veces escucho. Pero dime, ¿tienes preferencia por alguna de mis almas?
-Te puedes quedar con todas tus almas jesuíticas, de misa dominical, de un techo para Chile y todo eso. Sólo quiero tu alma silbadora, esa que tararea a Aznavour: “Si de odio voy borracho, porque un santo yo no soy, nunca un santo”, ¿entiendes? Los días felices del magnífico Armenio, de ese retoño de Noé, de ese sobreviviente del “diluvio turco”. Lo último es sólo para halagarte, no creas que lo pienso de verdad.
-Ah, gracias por la sinceridad… Pero te puedes guardar tus comentarios hacia mis atavismos católicos. Pero lo que me interesa es otra cosa: hablando en jerga médica, ¿qué efectos secundarios podría sentir en caso de condenar a una de mis almas para pagar tus servicios? Ten en cuenta que ya cumplí 40 años, no estoy para experimentos.
-No tienes vuelta, eres un hipocondríaco de cuidado. En fin, tendré paciencia... En un 98 por ciento de los casos, lo único que se siente es una vaga nostalgia por un miembro que se perdió, pero que no se necesita. Es como el cosquilleo del amputado. En el cielo, tendrás, a lo sumo, cierto déjà vu, algo así como un desasosiego, para seguir con la terminología de nuestro amado Pessoa.
-De acuerdo, es tolerable, sobre todo si estás ante la beatífica presencia del Altísimo, pero cuéntame, ¿qué pasa en el dos por ciento de los casos que se salen de la norma?
-Tan filisteo y medidor de riesgos que eres, tan lector de la letra chica. Bien, en el dos por ciento restante se produce una enfermedad crónica que te acompañaría por toda la eternidad. Se caracteriza por una disfunción estructural en tu confederación de almas que te dificultaría, severamente, las funciones espirituales básicas…
-A ver, explícate mejor… Pareces el matasanos del Enfermo Imaginario.
-No es para tanto, en la práctica, mientras todos están en éxtasis adorando a Dios, tú estarías con náuseas, vómitos y otros síntomas impresentables (sí, meteorismo también), lo que haría que te confinen en el área de servicios del paraíso, nada muy terrible, piensa que ya estarás salvado. Ahí podrías contemplar la Verdad, el Bien y la Belleza desde una escotilla de ventilación… cosa nada despreciable, por cierto, si consideras que yo conozco todo eso apenas por los escritos del cascarrabias de Platón.
-Sí, de acuerdo, asumo el riesgo, te pagaré lo que me pides… Ahora, empieza con lo tuyo y dime qué pasará con cada uno de nuestros candidatos presidenciales en diciembre próximo…

Continuará...

lunes, 31 de agosto de 2009

Hable con él


No sé si lo soñé, el asunto es que ahí estaba… Eran las tres de la mañana del primer lunes de agosto de este 2009 arrastrado hasta el cansancio. Hasta ahora lo he callado por vergüenza, pensaba que me sucedería lo mismo que a Pablo Longueira cuando habló con Jaime Guzmán y, en efecto, creo que me pasará lo mismo. Tendré que ser valiente y asumir mis poderes extrasensoriales. Además, hay una diferencia: Longueira nunca se autoproclamó médium, yo sí. Pero hay otro matiz, de pedigrí si se quiere: mientras Pablo apenas le alcanzó para conversar con el asesinado senador del gremialismo; yo intercambié visiones con un personaje universal: Honoré Gabriel Riquetti, Conde de Mirabeau.

Sí, me dirán siútico por hablar con muertos de la nobleza europea, saltándome toda la tradición chilensis de parlotear con los pequeños próceres… No está a mi alcance impedir el qué dirán, no estuvo en mis manos optar por la aparición de un personaje más correcto como Salva u otro de la zoología criolla. Respecto de Mirabeau, apenas se fue, le saqué su respectivo Dicom político y apareció con bastantes impagos… Advierto a los lectores: mientras se las daba de republicano ante la Asamblea Nacional, asesoraba a Luis XVI a cambio de sustanciosos honorarios (al final estos menguaron, porque María Antonieta le tenía sangre en el ojo, mientras que la ultraderecha de la corte lo veía como un Sabastián Piñera cualquiera). Se mofaba de los jacobinos, tenía una vida disipada, mejor comer y, pese a los honores que recibió al morir, con el tiempo se supo todo y lo sacaron del Panteón que hospeda a los líderes de la revolución francesa. Pese a las humillaciones, el siglo XIX y el Reino Unido actual, le deben a Mirabeau la conceptualización de la Monarquía Constitucional, engendro que hubiese sido imposible sin el aporte del depravado intelecto de este “atleta del amor” como lo calificó José Ortega. Bueno, aquí va un esbozo de la conversación que tuve con él la madrugada aquella:

-Mauricio, Mauricio ¿Me llamaste?
-Perdón, ¿quién eres a esta hora y con ese olor a azufre? Además tienes una palidez fosforescente que no se ve saludable.
-Es el color que uno toma en el infierno, Nicolo está igual.
-Perdón ¿qué Nicolo?
-El único, el grande Maquiavello. El resto suele ser una lata… Platón es el rey de los lateros.
-No debí sobrepasarme con el tinto, estaba rico, pero ahora estoy con visiones.
-No sobreestimes tu cerebrillo, no es capaz de alucinaciones de esta calidad, lo digo con modestia. Además, tú me llamaste.
-Perdón, cómo que te llamé, además quién eres para estar sentado en mi cama, baja la voz que la MJ podría despertar.
-Pero cómo que no me llamaste, si hace años que invocas mi nombre en tu blog, para que sepas, en el averno no seremos felices, pero tenemos Internet, con libre acceso al xxx, por supuesto. De hecho, algunas páginas las hacemos allá.
-Entonces eres Honoré…, perdón, Conde de Mirabeau, pero ¡qué haces en el infierno!
-Pero, hombre, me alegra que te acuerdes de mis títulos, respecto de mi domicilio, qué querías… Por una parte, mi vida disipada y por otra, a Dios no le gusta el genio político, cree que es algo luciferino… sí, abajo estamos todos, el pobre de Toqueville incluido. Fíjate lo raro: Robespierre, Lenin, Stalin, Mao y el Che están en el limbo purgando, sólo porque Dios dice que “soñaron con un mundo mejor”, calcula la injusticia y los que nos dedicábamos a parar la hemorragia, aquí, friéndonos… Todo porque me dediqué a pasarla bien en lugar de internarme en la selva boliviana como el Guevara ese que no dejó ni una sola línea que valiera la pena… es un burro créeme.
-Bueno, no sé, no soy tan versado en literatura guevariana, pero déjame salir del asombro… ¿A qué viniste?
-Eso lo debieses responder tú, yo estaba entretenido, surfeando en la red en un sitio inspirado en mi querido amigo el marqués de Sade.
-O sea que yo te podría preguntar cualquier cosa, por ejemplo, tus pronósticos políticos para Chile, lo que ves para estos pobres diablos en las elecciones de diciembre…
-Hijo, pero claro, ahora si lo publicarás en tu blog, algo tendrás que pagarle a esta pobre alma, piensa que desde el más allá, en especial desde el infierno, la clarividencia aumenta exponencialmente… Es que entre las brasas de don Sata poco se tiene que perder… Los santos son de una corrección enervante, pues tienen una posición celestial que cuidar…
Continuará….

miércoles, 19 de agosto de 2009

Mala letra


El autor de este blog, que es el mismo que ahora digita estas líneas, escribió Mala Letra (Ril Editores, 2009) intento de novela que ya se puede encontrar en algunas librerías o comprar en: http://www.rileditores.com/. Sería un desvergonzado si la recomendara, pues vendría de muy cerca, pero admiro con anticipación a los valientes que se aventuren a comprarla. La historia relata un viaje que parte de un recuerdo y termina en un presente viscoso, corrupto y a ratos ridículo. También toca, hasta cierto punto, el tema del destino o de los roles que nos toca interpretar en la vida... Es cierto, en las páginas de Mala Letra se huele un tufillo fatalista frente a lo inmodificable de ciertas regularidades que determinan la vida de cada persona.

martes, 26 de mayo de 2009

Me confieso pecador


Sí, confieso que no soy ferviente partidario de demoler el sistema binominal. De retocarlo, sí, pero no movería un dedo para volver al sistema proporcional. No es que sea cavernario, pero luego de seguir el conflicto del Cercano Oriente y su correlato en la política israelí, llegué al convencimiento de que lo mejor era quedarse dentro del campo de los sistemas mayoritarios. Se me tildará de conservador, pero la verdad es que en estas épocas de agitación tenemos sólo dos salvavidas: Estado fuerte y sociedad aglutinada en torno a certezas básicas. Si observamos las coaliciones que se suceden en el gobierno de Tel Aviv, veremos que ninguna, ya sea laborista o de derecha, tiene la fuerza ni la decisión como para llevar a término un plan racional de paz. Una de las razones -fuera de la fuerte inmigración de judíos rusos de derecha- de este fenómeno es el magnífico sistema proporcional del que goza Israel. Es perfecto para representar a las minorías relevantes (el límite es del 2%), pero a la hora de conformar gobierno, la fuerza triunfante tiene que prometerle a cada grupo ultrista que no cederá un milímetro cuadrado de los territorios ilegalmente ocupados en 1967. Esta es una dinámica perversa que, por un lado, nutre a los pequeños movimientos políticos, pero por otro va minando la sobrevivencia misma del Estado Judío que, así como van las cosas, se convertirá en un territorio sobrepasado por enemigos internos y externos.

Es por eso que en nuestro modesto Chile es preferible mantenernos dentro de un sistema mayoritario, para evitar entrar en un régimen de minorías mimadas. Lo sé, el actual sistema que nos rige es una rareza, pues exige que la mayoría doble a la minoría para llevarse la totalidad de los cupos parlamentarios en disputa (2 por distrito o circunscripción). Este, no cabe duda, fue parte de la estrategia de pacotilla ideada por el régimen de Pinochet para asegurar un empate perpetuo, el cual, sólo sería destrabado por los senadores designados. Hoy no tenemos designados (a Dios gracias), pero tenemos un empate tóxico capaz de liquidar en el mediano plazo la habilidad del sistema para lidiar con los problemas sociales. El retoque, entoces, iría por hacer factible las derrotas de las minorías y los triunfos de la mayoría. Así, en lugar de exigir doblar para obtener los dos cupos congresales, bastaría con uniformar el umbral y dejarlo en el cincuenta más uno, igual que en las presidenciales. Esto permitiría expresarse a las mayorías y vivir su luto a las minorías, las cuales, hasta aquí, han gozado del insano subsidio político que les regaló Pinochet. Fuera del dolor que esto podría significar para algunos (en especial para sectores de derecha), las consecuencias de largo plazo serán benéficas: las elites se renovarán, los carcamales se tendrán que someter a una jubilación forzosa y los jóvenes maravilla (Marco incluído) dejarán de ser las atracciones de la fiesta, pues serán un fenómeno habitual. No intentemos reinventar la rueda, la democracia inglesa lleva siglos practicando con éxito el sistema mayoritario, insistir en el proporcional nos hundirá en el vértigo de los microchantajes políticos.

jueves, 14 de mayo de 2009

Cisne Negro

Desde que el brillante Nissim Nicholas Taleb (matemático, economista y otras cosas, de origen libanés) escribió Black Swan, es posible afirmar que se ha extendido cierto espíritu de prudencia entre los tecnócratas de las finanzas. Y es que su advertencia es poderosa: el aparato mental humano está fabricado para los universales, para la normalidad estadística, no para las anomalías. Cuando los genios matemáticos que contrataba Wall Street trabajaban en empaquetar, en un solo instrumento financiero securitizado, los fardos de hipotecas basura, lo hacían con desparpajo, pues confiaban en que la curva normal se repetiría hasta el infinito. Como pájaro de mal agüero, Taleb les decía: "cuidado, no de vayan a encontrar con un cisne negro". Nadie lo tomó muy en serio y por eso estamos donde estamos. Nadie creyó en que una anomalía haría tropezar el impresionante ritmo de crecimiento económico que venía mostrando Occidente en los últimos seis años.
Al leer el último post de El Economista Marginal (ver en vínculos de este blog) recordé la importancia de la pequeña historia, de los microcambios sociales, en el devenir de la economía y la política mundial. Tanto economistas como políticos pretenden moverse en una suerte de "gran mundo" blindado contra todas las miserias sociales o privadas de los "don nadie" de este planeta. Pero, la compleja realidad nos dice que lo que sucede, minuto a minuto, es que los microcambios interactúan y afectan a los grandes sucesos que pretenden controlar tanto estadistas como "expertos" en economía. De aquí se podría deducir la tremenda importancia de, por ejemplo, la novela como aparato de conocimiento. Un botón de muestra: en La Colmena, Cela nos retrata la sociedad española con todas sus anomalías y extravagancias. Su efecto final es que al término de su lectura creemos conocer muy bien dicha sociedad. Por otro lado, cuando leemos un estudio económico o sociológico, sobre la misma sociedad y el mismo período, solemos quedar plagados de dudas. Taleb nos diría que esas dudas son normales, pues las ciencias sociales sólo nos pueden hablar de las regularidades sociales y estas, claro, dejan en la oscuridad todo el detalle de anomalías colectivas. Es este fenómeno el que haría recomendable intensificar la formación humanística de nuestros financistas, pues no es raro contemplar al "experto" que se engolosina con sus modelos matemáticos y, peor aún, toma decisiones sobre cómo invertir nuestros ahorros y pensiones. Por lo pronto, darles una modesta tarea: que lean a Taleb. Desde el Líbano, con amor...

miércoles, 29 de abril de 2009

Wall Street vs. Main Street



En esta crisis todos hemos caído en una tentación: separar Wall Street (el mundo de los financistas avaros e insensibles) del Main Street (es decir, nosotros, los sujetos que sudan en el mundo real). ¿Tiene sentido esta dicotomía? Psicológicamente sí, pues proporciona un bienestar "ético" a quien la formula, pero en términos objetivos carece de todo sentido situarnos en la vereda de la inocencia a contemplar la presente crisis. Y esto, está casi demás decirlo, porque esos fríos financistas y Wall Street completo no son más que la natural proyección de nuestra sociedad. La complejidad económica en la que vivimos inmersos hace imposible vivir sin algo parecido a Wall Street o que, al menos, cumpla su misma función. Sin los bancos de inversión, los corredores de bolsa, los derivados, bonos y todas esas depravaciones que hacen delirar de odio a Hugo Chávez, nuestra vida económica sería imposible.
La dura realidad es que hoy no hacemos nada por nosotros mismos: no instruimos a nuestros hijos, no cultivamos lo que comemos, no construimos la casa en que dormimos, no caminamos los trayectos que necesitamos recorrer, no nos auto sanamos y un largo, infinito, etc. Todas estas actividades las compramos o contratamos su debida prestación mediante dinero. Es decir, sin liquidez no vivimos. Cuando no la tenemos, nos endeudamos y, para viabilizar la deuda, es necesario tener un mercado de capitales... Mayor obviedad imposible. Los mercados de capitales, está claro, están sujetos a las contingencias que amenazan a todos los sistemas complejos, la muerte entre ellos. Es decir, los actuales financistas podrían morir bajo el peso de su irremediable codicia, pero inmediatamente serían reemplazados por otros, tal vez nosotros mismos. En resumen, el capitalismo es incurable y apenas podemos elegir su modalidad: capitalismo plural-liberal (el que padecemos) o capitalismo monista-centralizado (Cuba, Corea del Norte, pero estos remedios, sin duda, son peores que la enfermedad).
¿Hay alguna alternativa a estos dos infiernos? Podría ser, pero es costosa y consiste en ruralizarse y volver a la familia autosustentable que vive de su propia chacra. Parece idílico pero no lo es tanto: debiésemos aceptar reducir nuestra expectativa de vida desde 70 a 40 años (si no hay mercado de capitales, no hay industria farmaceútica, luego, no hay antibióticos que nos salven de la tuberculosis). Además, para que cada familia tenga su granjita, debiésemos reducir el número de habitantes del planeta desde los 6.000 millones actuales a unos 1.000 millones, es decir, uno de cada seis se va cortado, cada familia tendría su finado. ¿Quien se ofrece como voluntario para llevar a cabo el experimento? ¿No les apetece el pijama de madera? Prefiero mi aporreada tarjeta de crédito.

martes, 28 de abril de 2009

Pakistán


Y pese a que los filo-talibanes han llegado a 100 kilómetros de Islamabad, nadie parece preocuparse demasiado... Con el detalle, no muy reconfortante, de que Pakistán cuenta con arsenal nuclear. ¿Qué haría un islamista educado en el rigor de la sharia con una bomba atómica? ¿No sería tentador freir a los infieles? ¿Cómo ayuda Estados Unidos al régimen de Pakistán sin debilitarlo? Las armas nucleares están mostrando lo incómodas que son: ya aceptamos que las tenga Washington, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Israel, ¿Pero qué haremos si el Talibán consigue un artefacto nuclear? El tema es difícil, una vez que Prometeo consigue el fuego es difícil devolverlo. Lo mismo ocurre con la bomba atómica. Habría que hacer un movimiento ciudadano mundial, "nadie paga un dólar en impuestos mientras existan armas nucleares". Sí, soy un iluso.

lunes, 27 de abril de 2009

Colgar de un Hilo


El sentimiento de apocalipsis que fluye en los días que corren es demasiado tangible para ignorarlo. Con todo, uno se pregunta ¿será para tanto? ¿no es acaso normal que la humanidad penda de un hilo? La duda en cuestión, claro, funciona como un sucedáneo de la esperanza, pero debemos reconocer que si antes no existió este sentimiento de acabo de mundo era porque, en parte, no existían los ríos de información que existen hoy. Día a día seguimos los malabares para evitar la quiebra de General Motors, mientras que podemos llevar una cuenta en tiempo real de los empleos que se pierden cada hora. Sospecho que antes la vida tenía algo más de aire, pues los males solían caer sin tanto aviso sobre los pobres mortales. Hoy, en cambio, los chilenos llevamos casi 18 meses viendo cómo se contrae la economía estadounidense, mientras nos preguntamos cuánto se demorará en caer la guillotina sobre nuestros tiernos cuellos.

Lo mismo ocurre con la gripe porcina, todos parapetados esperando que el primer caso brote en Santiago. Por mientras, los hinchas de las teorías conspirativas se dan aires de estar al tanto echando a correr el rumor de que son virus producidos por los laboratorios que ya tienen el remedio para la enfermedad en cuestión. Sospecho que no existe la organización lo suficientemente inteligente como para hacer eso.

Es en estos ambientes donde sufrimos la tentación de cerrarnos al mundo. Ser un país autárquico, protegido de los feroces peligros que andan sueltos por el mundo. Esta tentación afecta tanto a conservadores como a progresistas. Los primeros quisieran ver caer tanta "cochinada" que aparece en internet o en televisión; mientras los segundos, sueñan con verse aislados de la volatilidad de los mercados mundiales. En fin, a la postre, ambas posturas suelen equivocarse medio a medio, pues apenas nos cerramos al mundo es inevitable enfrentarnos a nuestros propios demonios interiores. En los países autosuficientes abundan los censores, los portadores de la verdad última, los dueños de estancos conseguidos mañosamente gracias al amiguismo con la dirigencia estatal (ojo que nuestro querido Portales profitaba del monopolio del comercio del tabaco y los naipes gracias a una paleteada de la administración pública). En fin, la colusión de las farmacias podría ser un juego de niños al lado de un Chile libre de toda "infuencia o influenza extranjera". Entonces, viva la gripe porcina...

viernes, 24 de abril de 2009

No Olviden a Armenia

Niño armenio
Ya casi se cumplen 100 años del holocausto armenio. En 1915 Turquía inauguró el concepto de "limpieza étnica" y asesino a un millón y medio de armenios -todos ciudadanos turcos- por el sólo hecho de ser de otro pueblo y de otra religión (cristianos en lugar de musulmanes como los turcos). Se dictó así el precedente para que 25 años después Hitler iniciara su propio crimen en masa sobre el indefenso pueblo judío, gitano y polaco. Es por esto que nunca debemos olvidar a armenia, ya que fue ahí donde se traspasaron todos los límites, de hecho, el primer rudimento de cámara de gas fue estrenado por Turquía. Es indispensable que nuestro país, Chile, reconozca la existencia de este acto de barbarie extrema. Fuera de nosotros, claro está, la Turquía moderna debe hacer un mea culpa y, más importante aún, Israel debe reconocer el dolor del pueblo armenio. Cabe anotar que Israel, por su condición de aliado de Turquía, todavía no reconoce el holocausto armenio. De esta forma, el gobierno de Tel Aviv insulta la memoria de los judíos que murieron en los campos de concentración nazi. Cuando los generales alemanes le hacían ver a Hitler lo desmesurado de su intención de acabar con los judíos, el dictador respondía: "No soy el primero, miren lo que hizo Turquía con los armenios en 1915". Que Dios los perdone.

jueves, 23 de abril de 2009

El Mal

Si hay algo que se niega a ser develado por el espíritu ilustrado es el misterio del mal. Muchas veces la modernidad ha optado simplemente por negar su existencia, argumentando que es la manifestación de injusticias sociales las que, una vez resueltas, harían que el mal se esfume. Pero la verdad es que el mal está ahí, es gratuito, vigoroso y va mucho más allá de lo que a priori estimaríamos como soportable. Hay una poética del mal. Esta lo puede llevar a extremos insólitos como los campos de concentración, el tráfico de niños y otras aberraciones difíciles de imaginar. Muchos toman estos horrores como la prueba tangible de la inexistencia de Dios. Este argumento parece convincente, pero la verdad es que tiene una debilidad enorme: si Dios no existe y todo lo que hay es mero universo natural, entonces ¿cómo explicamos este mal de rango metafísico? Cómo explicar a los monstruos de la historia, a los organizadores de los asesinatos en masa, si en el mundo animal no existen precedentes de voluntades tan malignas. El hombre, lo dijeron los escolásticos, es una bestia metafísica, inexplicable -hasta donde sabemos- por criterios estrictamente científicos. Entonces, vaya paradoja, resulta que es posible que la vigencia del mal sea la prueba más contundente de la existencia de Dios. Que Dios permita todo lo que ha permitido hasta ahora podría explicarse como la única vía para que la libertad humana sea real y no una suerte de jardín infantil con paredes acolchadas y rejas en las ventanas para que los niños no sufran accidentes. ¿Dios sería entonces un padre liberal, que deja que sus hijos se equivoquen?

martes, 21 de abril de 2009

Somalía

Y en la Universidad, cuando nos hablaban de Hobbes, nos decían: "no deben creer en esto del Estado de Naturaleza, en realidad, nunca existió algo así, siempre hubo cierta forma de estado que controló la guerra de todos contra todos". Después de oír las reconfortantes palabras del profesor, no faltaban quienes volvían a respirar aliviados. Hoy, cuando leemos sobre Somalía, nos damos cuenta que dicha observación no era más que perorata para tranquilizar y que, por desgracia, el Estado de Naturaleza era más que una hipótesis de trabajo para construir una doctrina política. El caos sanginario que asola al país africano hace que muchos miren con buenos ojos el autoritarismo de un régimen islámico, de hecho, los únicos momentos de relativa paz -seis meses para ser más exactos- desde 1991 hasta el día de hoy, fueron los seis meses que duró un ensayo de poder central inspirado en la sharia o ley islámica. En difinitiva, por más que nos duela, es imposible deshacernos del pensamiento conservador, cuando queremos dejarnos llevar por una alegre anarquía, siempre asoma el fantasma de la violencia. El Leviatán siempre llegará a cobrarnos los excesos de la fiesta.

lunes, 20 de abril de 2009

Veterinarios Todos

Y el pobre individuo se encuentra arrojado en este lugar que algunos llaman mundo y con fe de carbonero exclama: ¡soy chileno! o ¡soy ateo! o ¡soy judío! o ¡soy de izquierda!, en fin, soy "católico", por decir algo. Aspiramos a ser como animales de raza que pertenecen por entero a una identidad. Nos gustaría, por ser, contestar con naturalidad a la pregunta: ¿y qué es usted? soy un boxer, fíjese o un salchicha, a mucha honra. Bueno, para qué ahondar, pero ya todos debiésemos saber, mayorcitos estamos, que la identidad individual es una ilusión alcanzada tras sudores y sangramientos importantes. Después de años de vida y algo de sabiduría descubrimos que nuestra identidad es una mezcolanza sin nombre y que, a la postre, somos una "confederación de almas" como diría Pessoa. Para qué hacerse falsas expectativas: dentro de la reina hay muchos plebeyos y dentros de estos, no faltan los monarcas, sino pregúntenle al Mapu.

viernes, 17 de abril de 2009

Animal Delirante

En ciertas ocasiones asalta la duda: ¿y si el hombre fuera apenas un animal dotado de una memoria excesiva que lo hace mirar el pasado y sospechar el futuro? Un animal rodeado de visiones intemporales, alterado por ellas, incapaz de vivir el presente...