lunes, 27 de abril de 2009

Colgar de un Hilo


El sentimiento de apocalipsis que fluye en los días que corren es demasiado tangible para ignorarlo. Con todo, uno se pregunta ¿será para tanto? ¿no es acaso normal que la humanidad penda de un hilo? La duda en cuestión, claro, funciona como un sucedáneo de la esperanza, pero debemos reconocer que si antes no existió este sentimiento de acabo de mundo era porque, en parte, no existían los ríos de información que existen hoy. Día a día seguimos los malabares para evitar la quiebra de General Motors, mientras que podemos llevar una cuenta en tiempo real de los empleos que se pierden cada hora. Sospecho que antes la vida tenía algo más de aire, pues los males solían caer sin tanto aviso sobre los pobres mortales. Hoy, en cambio, los chilenos llevamos casi 18 meses viendo cómo se contrae la economía estadounidense, mientras nos preguntamos cuánto se demorará en caer la guillotina sobre nuestros tiernos cuellos.

Lo mismo ocurre con la gripe porcina, todos parapetados esperando que el primer caso brote en Santiago. Por mientras, los hinchas de las teorías conspirativas se dan aires de estar al tanto echando a correr el rumor de que son virus producidos por los laboratorios que ya tienen el remedio para la enfermedad en cuestión. Sospecho que no existe la organización lo suficientemente inteligente como para hacer eso.

Es en estos ambientes donde sufrimos la tentación de cerrarnos al mundo. Ser un país autárquico, protegido de los feroces peligros que andan sueltos por el mundo. Esta tentación afecta tanto a conservadores como a progresistas. Los primeros quisieran ver caer tanta "cochinada" que aparece en internet o en televisión; mientras los segundos, sueñan con verse aislados de la volatilidad de los mercados mundiales. En fin, a la postre, ambas posturas suelen equivocarse medio a medio, pues apenas nos cerramos al mundo es inevitable enfrentarnos a nuestros propios demonios interiores. En los países autosuficientes abundan los censores, los portadores de la verdad última, los dueños de estancos conseguidos mañosamente gracias al amiguismo con la dirigencia estatal (ojo que nuestro querido Portales profitaba del monopolio del comercio del tabaco y los naipes gracias a una paleteada de la administración pública). En fin, la colusión de las farmacias podría ser un juego de niños al lado de un Chile libre de toda "infuencia o influenza extranjera". Entonces, viva la gripe porcina...

3 comentarios:

  1. No es que nos coloquemos como Schopenhauer, ya lo decía en mi seudoteoría de la conspiración,todo me parece dudoso y sospechoso ja,ja , en todo caso coincido, viva la gripe porcina!

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  2. Bueno, lo que quería decir era que estoy harto de las teorías conspirativas... Es racismo decir que fue la CIA y no Al Qaida quienes volaron las torres gemelas... Es como decir: si los pobrecitos árabes no son capaces de realizar una operación tan compleja, son analfabetos. Que el racismo progre llegue a esos extremos me parece patético.

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  3. huy, el tema de racismo tiene para harto tejido a palillo,me parece gracioso si, la psicosis, no sé si porque la aldea global es histérica o que...yo apuesto por una nueva rebelión en la granja, de ahora en adelante puro vegetal,saludos mi contrariado medium.

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