lunes, 20 de abril de 2009

Veterinarios Todos

Y el pobre individuo se encuentra arrojado en este lugar que algunos llaman mundo y con fe de carbonero exclama: ¡soy chileno! o ¡soy ateo! o ¡soy judío! o ¡soy de izquierda!, en fin, soy "católico", por decir algo. Aspiramos a ser como animales de raza que pertenecen por entero a una identidad. Nos gustaría, por ser, contestar con naturalidad a la pregunta: ¿y qué es usted? soy un boxer, fíjese o un salchicha, a mucha honra. Bueno, para qué ahondar, pero ya todos debiésemos saber, mayorcitos estamos, que la identidad individual es una ilusión alcanzada tras sudores y sangramientos importantes. Después de años de vida y algo de sabiduría descubrimos que nuestra identidad es una mezcolanza sin nombre y que, a la postre, somos una "confederación de almas" como diría Pessoa. Para qué hacerse falsas expectativas: dentro de la reina hay muchos plebeyos y dentros de estos, no faltan los monarcas, sino pregúntenle al Mapu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario